Una hermosa leyenda cuenta que cierto día en el Paraíso
Celestial, un Ángel observaba al Señor que estaba muy concentrado en un trabajo.
El Ángel preguntó: ¿Señor, que haces con
tanto esmero?
Dios le respondió: Trabajo en una obra muy especial.
Pero señor, si todas tus obras son grandiosas
y especiales!
Ah… Pero esta será particularmente muy especial:
Será capaz de estar en pié, cuando aún no
salga el sol, acostarse muy entrada la noche, o circunstancialmente ni siquiera dormir…Si fuera el caso podrá alimentarse tan
sólo de pan y agua, y aún así, se privaría
de hacerlo con tal de poder saciar a los suyos.
Venciendo temores, enfrentará cualquier
peligro con no más armas que sus manos desnudas, con sus besos sanarán muchas
heridas… ciertamente hasta el hombre más fuerte se doblegará ante ella. Las
caricias de sus manos serán alivio para muchos dolores, su sonrisa
resplandecerá más fuerte que los rayos del sol, se levantará cuantas veces tropiece
y caiga, sus brazos darán calor y abrigo a quien quiera que busque su regazo,
sus ojos serán brillantes, tiernos y amorosos.
Oh, señor estas poniendo demasiadas cosas
en una sola obra.
Es que ésta será mi obra maestra.
El Ángel se acerco y tocando la obra exclamó:
¡Es
muy suave!
Si, dijo el señor, muy suave, pero tendrá la fortaleza, la decisión, el
coraje, la valentía y el entusiasmo para no rendirse ante la adversidad, será
perseverante, incansable y… supremamente amorosa
Entonces el Ángel observando algo sobre el
rostro de la obra del señor expresó:
¡Mira¡ Tiene una fallita
Respondió el Creador:
No, no
es una falla, eso es una lágrima.
El Ángel pregunto:
¿Qué es una lágrima?
Las lágrimas serán el medio a través del
cual ella expresará sus emociones, sus penas y alegrías…a través de ellas mitigará
su dolor.
Si...... después de cada lágrima ella será
más fuerte.
¿Y qué nombre llevará esta maravilla Oh
Señor?
Se llamará
Mujer…
contestó Dios.